En esta vida hay momentos en los que te toca pensar por y para ti, sin tener como prioridad los deseos de los demás, aprendiendo a ser un poco más egoísta. Podemos fallar o acertar; llegar alto o caer muy hondo; estar conformes o no estar de acuerdo con el resultado. Esos momentos en los que toca madurar, pensando con muchísimo cuidado cada paso del camino que vamos a escoger... esos pueden que sean los momentos más complejos de nuestras vidas porque lo hacemos en busca de nuestra propia felicidad.
Porque cada movimiento que hagamos sobre el tablero hará que las cosas cambien de un modo irreversible, rechazando todas las posibles alternativas.
Una vez que empieza la partida, ya no hay vuelta atrás.
