sábado, 18 de febrero de 2012

Si tuviésemos que describir la vida con algo material podríamos hacerlo alguna vez como si se tratase de un semáforo, un camino por el que siempre tendremos que pasar y que siempre va a cambiar de color.
Algunas veces estará en verde, de libre paso, podremos ser felices si queremos serlo en ese instante, tendremos la oportunidad de obtener muchas cosas que queremos y necesitamos, podremos avanzar sin mirar hacia atrás. Sin embargo sabemos que no siempre estará en verde por lo que debemos aprovechar esa oportunidad.
Otras veces, más frecuentes y cotidianas, el semáforo estará en naranja intermitente, precaución...
A medio camino entre el rojo y el verde, tendremos que actuar con cuidado, hay quienes se arriesgan y consiguen continuar y quienes se llevan un golpe y sufren durante un tiempo, aquí la decisión será decisiva y tendremos que advertir bien las señales, mirar a lo lejos, a ambos lados... Sólo nosotros sabremos las fuerzas que tendremos de llegar al otro lado... o de no llegar.
Finalmente el rojo, prohibido y/o/u peligro.  puede que nos obligue a ser pacientes, aunque haya quienes vean camino suficiente como para arriesgarse, muchas veces es mejor no hacerlo. El rojo al igual que el resto, será temporal y el tiempo que dure será relativo cuanta más prisa tengamos más lento parecerá que pasa... y cuanta menos prisa viceversa...
A menudo nos daremos cuenta de que justo llegamos cuando va a cambiar de color o que ocurre algo que nos obliga a tomar una elección, continuar o esperar al próximo turno, cuando cambie a verde de nuevo. A veces veremos que cuando arriesgamos es justo en el momento en el que pasa a verde. No corras contra el viento, vive el momento y aprovecha cada color al máximo, aprende todo lo que puedas con ellos, eso es lo que te hará mas fuerte para los siguientes semáforos.

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